La base para que un vehículo eléctrico tenga un buen rendimiento durante la conducción y la carga, es una ingeniosa gestión térmica de la batería de alto voltaje. Esta se encarga de que la batería del Audi Q8 e-tron alcance rápidamente su rango de eficiencia óptimo de 25 a 35 grados centígrados y permanezca en este rango de temperatura durante la conducción, desde el arranque en frío en invierno hasta la conducción rápida por autopista en los días calurosos de verano.
Para que la batería de iones de litio pueda desplegar de forma fiable toda su potencia, incluso durante un periodo de tiempo prolongado y a altas temperaturas exteriores, o con un estilo de conducción deportivo, dispone de un sistema de refrigeración a base de líquidos que la mantiene en el rango óptimo de temperatura.
La gestión térmica inteligente consta de cuatro circuitos que se conectan en función del estado operativo y la situación de conducción en cuestión, y que optimizan constantemente la temperatura de los componentes del sistema relevantes: enfría los motores eléctricos y sus rotores, los sistemas electrónicos de potencia y el cargador. Además, la gestión térmica del Audi Q8 e-tron regula la temperatura del habitáculo y la de la batería de alto voltaje.
El sistema de refrigeración es independiente del compartimento de celdas de la batería y consta de perfiles planos de aluminio extruido, divididos en pequeñas cámaras. El intercambio de calor entre las celdas de la batería y el sistema de refrigeración situado debajo se realiza mediante un material especial que conduce bien el calor y tiene la consistencia de una alfombrilla de goma, que se presiona debajo de cada módulo de celdas y conduce uniformemente el calor residual por la carcasa de la batería hasta el refrigerante.
Por los conductos de agua de refrigeración del Audi Q8 e-tron, de unos 40 metros de longitud, circulan 22 litros de refrigerante. La bomba de calor de serie utiliza de forma efectiva el calor residual que desprenden los motores eléctricos para calentar y climatizar el habitáculo, con lo que se aprovechan hasta 3 kW de las potencias de pérdida reales. De este modo, la bomba de calor puede contribuir a mejorar la autonomía durante el uso cotidiano.