"Tenemos que elegir bien qué historias contar"

Señor Reeder, durante la mayor parte de su carrera profesional se ha ocupado del cambio climático y sus consecuencias: ¿Qué le ha llevado a adentrarse en la industria del automóvil y, en particular, a trabajar en Audi?
Mi carrera profesional empezó en el ámbito del transporte. Para ser más concretos, me dedicaba al diseño de aviones comerciales y me empecé a interesar por los temas medioambientales que conllevaba el uso de los materiales necesarios para su construcción. Después me pasé a la geofísica y, unos años más tarde, a las ciencias medioambientales, que al fin y al cabo van también de la mano de la política medioambiental. Mi trabajo me hacía ver de forma cada vez más evidente que, como sociedad, tenemos que replantearnos radicalmente nuestra movilidad para hacer frente a la creciente crisis climática. En Estados Unidos, el tráfico constituyó la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero en febrero de 2016. En 2018 me reuní con el entonces presidente de Audi América, Scott Keogh. Hablamos codo con codo y tratamos el tema del cambio climático. Su compromiso con la transformación me pareció muy convincente y me impresionó la estrategia de AUDI AG.

¿Cómo es un día normal en su trabajo, si es que lo hay?
Debido a la increíble variedad de asuntos de los que me encargo, realmente nunca tengo un día normal de trabajo. A menudo puede suponer un reto, pero la verdad es que nunca me resulta aburrido. Algo de lo que me ocupo la mayor parte de los días es de asegurar el compromiso constante de Audi como precursor del futuro de la movilidad sostenible y el desarrollo de soluciones para hacer frente a la crisis climática. En mi puesto, es fundamental establecer colaboraciones sólidas con nuestras partes interesadas en el gobierno, la sociedad civil y el público general. Como Audi, queremos demostrar que es posible alcanzar el éxito económico si se priorizan la sostenibilidad y la adopción de políticas responsables.

En este sentido, ¿qué puede aprender Estados Unidos de Europa y viceversa?
He vivido en ambos continentes y diría que hay más similitudes que diferencias. La conciencia sobre el uso de vehículos eléctricos ha aumentado considerablemente entre el público general en ambos territorios en el último año. Con respecto a lo que puede aprender Europa de Estados Unidos, se puede y se debe acelerar la descarbonización de la red eléctrica. Esta tendencia a la descarbonización está presente en Estados Unidos desde hace varios años, especialmente en los estados occidentales. A medida que la red eléctrica se descarbonice de forma gradual, las consecuencias positivas para el medioambiente del uso de nuestros vehículos eléctricos aumentarán considerablemente. Lo que podemos aprender de Europa aquí en Estados Unidos es que una política ambiciosa en materia de emisiones, junto con unos amplios y extensos incentivos para la compra de vehículos eléctricos por parte del gobierno e inversiones en infraestructura, puede impulsar realmente el mercado con rapidez. Noruega es prueba de ello desde hace años y la reciente tendencia a la compra de vehículos eléctricos en Alemania demuestra cómo la implementación de la combinación adecuada de medidas permite alcanzar una evolución favorable.

Sin duda, se necesita de creatividad para convencer a las personas de las ideas más recientes: ¿De dónde saca personalmente la inspiración para ello?
Tenemos que elegir bien qué historias contar. Así es como hemos transmitido la información durante milenios. Las ciencias medioambientales no han entendido esto del todo y, durante años, han intentado ofrecerle al público una cantidad cada vez mayor de información para demostrar una serie de tendencias agravantes sin demasiado éxito, ya que solo unos pocos están familiarizados con este mundo científico. Creo que necesitamos historias con las que todos podamos sentirnos identificados y que, en la medida de lo posible, tengan que ver con nuestro día a día, con lo que nos resulta más importante como personas individuales. Para mí, estas historias están relacionadas con la naturaleza, con el número cada vez menor de ecosistemas que permanecen intactos en nuestro planeta. Para mí, es importante poder enseñarle a mi hijo de 8 años todos estos paisajes espectaculares. Además, me inspira a preservarlos para él y para las generaciones futuras.

Impulsar el cambio conlleva siempre abordar los riesgos: ¿Cómo de propenso es a asumir un riesgo?
El riesgo depende siempre de nuestra propia percepción y del contexto, y a menudo es muy subjetivo. Sin embargo, para algunas personas, el cambio conlleva por definición un riesgo, aunque, irónicamente, oponerse al cambio y aferrarse a la situación actual puede suponer a menudo un riesgo mucho mayor y poner en peligro el futuro, y esto es algo que ya se ha demostrado a lo largo de los años en diversos sectores, incluido el nuestro. Personalmente, he pasado mucho tiempo en la montaña y en solitario en la naturaleza, y creo que es algo que mucha gente vería como un riesgo. Sin embargo, he desarrollado las habilidades y la experiencia necesarias para llevar a cabo este tipo de actividades con relativa seguridad. El enriquecimiento personal que consigo al realizarlas es un elemento fundamental para determinar quién soy y cómo me relaciono con el mundo. Creo que a lo largo de nuestras vidas todos nos enfrentamos y lidiamos con diferentes tipos de riesgo, tanto a nivel personal como profesional, pero también se trata de entender dónde es necesario asumir un cierto riesgo para alcanzar los objetivos que perseguimos.